Crítica de A Mortuis Capit
Estamos frente a una aparente muerte de un aristócrata Inglés y esto habilita la presencia de sus herederos; los cuales han sido convocados de urgencia por la profesional Lady Agatha Pembroke junto a su “muchacho”, es decir, el notario.
Es que han pasado 18 años y nada se sabe del susodicho, no hay noticias del mismo y por lo tanto, el presente habilita una rápida solución.
Los tres primos Kenington, sus herederos, asisten a la mansión para dar comienzo y fin a esta situación legal. Ellos son; Oliver, James y Elizabeth.
Ninguno de ellos muestra sentimiento afectivo alguno, es más, hasta les molesta e incomoda la presencia del otro y solo comparten este momento en busca de poder heredar, lo que sea, eso les servirá ya que viene de “arriba”, ninguno de los tres esperaba semejante “agradable” noticia.
Fotografías: Karina Ginette Fernández
A Mortuis Capit nos ubica en mediados del Siglo XX, Reino Unido, una mansión escocesa, cuna del liberalismo de Adam Smith que dejaría sus huellas en este grupo de seres.
El sistema imperante capitalista, como así también, la cultura inglesa se ve magníficamente reflejada en la obra; como ejemplo podemos mencionar el té, mobiliario, vestimenta y música de Edith Piaf que son un reflejo perfecto de la época.
Los tres primos se frotan las manos al advertir lo fácil que puede ser heredar los bienes de su familiar. Para tal fin todo vale, todo es posible y cobra sentido si el objetivo final se logra llevándose un recuerdo material.
Pero para concretar sus ideas y hacerlas realidad, se necesita un “disparador” que suscite un incentivo colectivo como enlace y de esa manera pasar de la idea a la realidad. Deben armar nada más ni nada menos que un plan.
La mediocridad y corrupción prevalecerán a partir de ahora en sus decisiones; sus acciones se verán malogradas por sus nulas artimañas, aunque internamente sigan hacia delante con sus truncos intentos. Para ellos al igual que Maquiavelo, el fin justifica los medios.
En A Mortuis Capit estos primos no son más que aves carroñeras heridas, en cuerpo y alma, que revolotean en busca de un cuerpo carente. Y aquí radica el problema; sin cuerpo no hay herencia.
El plan entra en marcha y cada primo hará lo suyo para lograrlo lo antes posible.
En la obra hay una frase profunda que nos permite resaltarla para debatir y pensar al respecto; la misma dice así: “La verdad depende de quien cuente la historia”. Es una frase cierta, muy cierta; no todo lo que escuchamos es real, lo sabemos y somos conscientes que en ocasiones atrás de nuestras palabras se esconden oscuros intereses.
Tanto Platón como Aristóteles decían que la verdad es aquello que se corresponde con la realidad; pero el problema es que la verdad es como un cristal, con muchas caras que puede verse de distintas perspectivas. La verdad de uno, no es la misma al del otro.
Las personas, como estos primos, tienen la sensación de que sus ideas, las cuales defiende, son la única verdad y que llegamos a ellas libremente; aunque la realidad es que son verdades impuestas por algo superior, que los excede. El sistema capitalista de acumulación.
El mundo actualmente está poblado de personas como en A Mortuis Capit; ansiosos por ampliar a toda costa sus ingresos, su patrimonio, sin importarles la moral ni las buenas costumbres. Cada uno inflará los motivos para ser el más beneficiado en la repartija de los bienes y por otro lado deseará que los dos restantes sean meros testigos estrella en esta historia.
El humor es un buen recurso en esta obra ya que por medio del mismo se logra transmitir una crítica social que invita al espectador a realizar un juicio crítico.
No podemos dejar de nombrar y destacar las muy buenas actuaciones de Virginia Lagarrigue (Lady), Juan Bachur (notario), Cesar Cardozo (Oliver), Facundo Silva (James) y Sonia Andrada (Elizabeth) que junto a la prolija y acertada dirección de Analia Di Nubila logran transmitir de manera eficaz un mensaje profundo.
La ficha técnica se completa con:
Locución: Fernando Amendola y Eugenia Fernández Lemos.
Fotografía: Karina Ginette Fernández.
Teatro Gargantúa
Jorge Newbery 3563
Entrada:$2.500
Jueves 20:30hs