Un impulso manipulador del amor
Un bar, es decir, un espacio teatral no convencional y por ende atractivo, que nos incentiva a imaginar un desarrollo de obra teatral atípica.
Mientras esperamos el comienzo de El rojo incendio, nos deleitamos observando el exterior; transeúntes que van y vienen, vehículos de distintos portes y colores, ruidos que atraviesan las ventanas y puertas del bar se contraponen al notable silencio del interior.
De repente… sin advertirlo claramente, comienza la obra.
Un hombre de mediana edad rompe este ecosistema con la siguiente frase;» No se por donde empezar». El rojo incendio ya comenzó.
A partir de este momento, la amenaza latente del exterior se mimetiza y se harán sólo una con el «clima» interior.
El miedo está presente en todos lados, es que este hombre habla con alguien que se encuentra encerrada en un baño. Es una mujer, a la cual le advierte en un momento determinado al decirle; «no vengo por nada bueno».
Las puertas y ventanas se van cerrando, las demás aberturas desaparecen. Ya no quedan salidas, ya nadie más entrará, ya son invisibles las vías de escape. El amor tóxico parece florecer en esta historia.
No sabemos con exactitud desde donde se conocen (y si es que se conocen), lo cierto es que llegaron a este bar decadente, que de a poco se va achicando cada vez más, haciéndose asfixiante.
Este hombre culto en sus palabras, bordea lo paranoico y lo esquizofrénico.
La existencia de ambas en una persona como él, favorecen los signos psicóticos. Es decir; delirios o alucinaciones, reflejadas en su hablar nervioso que se vislumbra además en su comportamiento de hipervigilancia y aislamiento social.
Su relación con el rojo (pasión) y la sangre (violencia) persisten a lo largo de todo su parlamento; su paciencia, también remarcada varias veces, toma fuerza y relevancia a tal punto que se entiende que al acabarse la misma, el desenlace se hará presente.
El interlocutor, en este caso la mujer, queda bien claro desde un principio, quien a su vez pasa a tener en ciertos momentos el poder y por consiguiente será victima y victimaria a la vez.
Es que en un punto ambos se parecen, ambos rotan, ambos se adaptan y manipulan el tiempo del otro a su antojo, con el fin de provocar su declaración y confesar sus intenciones.
Todo esto es posible debido a la muy buena actuación de Román Tanoni que hace uso de su formación y logra recrear un ambiente efectivo para la obra.
Se observa también una dirección marcada y dedicada en cada momento, a cargo de Lucila Rubinstein.
El rojo incendio es una obra para ver sin lugar a dudas antes que baje de la cartelera porteña.
Autoría: Gina Alvarez
Actúa: Román Tanoni
Música en vivo: Tomás Pallo.
Asist: Angie Solari.
Fotografía: Laura Mastroscello
Rodney Bar
Rodney 400 (CABA)
Miércoles 19hs
Entrada: $2.300-
Duración: 50 minutos.