“Hay algo de la autenticidad del teatro independiente y del nivel de unión grupal que no la ves en otro lado”
Desde Hendidura Teatral entrevistamos a la actriz Florencia Galindo, quien recientemente fue parte del elenco Penumbras y tan amablemente aceptó responder acerca de su formación, presente e intereses futuros relacionados con su profesión.
Sin más introducción damos paso a la entrevista.
¿Cómo ha llegado Florencia Galindo al mundo teatral?
Es un mundo que siempre estuvo presente en mi vida, porque desde chica me llevaban muy seguido al teatro, era una actividad común los fines de semana. Y a pesar de que yo era bastante tímida, me encantaba actuar en los actos escolares, así que siempre terminaba en el escenario haciendo algún papel. A los diez años le dije a mi mamá que quería tomar clases y me anotó en un taller de un centro cultural de mi barrio, y ahí tuve el enganche definitivo con ese mundo de juego y disfrute. Siempre fui poco constante en mis actividades extraescolares, empezaba algo y lo dejaba, pero teatro fue lo único que sostuve a lo largo de todos esos años.
¿Cuál ha sido hasta el momento tu formación actoral?
Estudié muchos años en los talleres del Centro Cultural La casita de la selva con Gabriela Alonso, Fernanda Sancineto y Héctor Alvarellos, pasando por teatro para niños, para adultos y producción teatral respectivamente. Hice un año de teatro para adolescentes en el Centro Cultural San Martín con Fernando Sureda, a la par que los talleres extracurriculares de mi secundario. En el 2017 entré a la Escuela Metropolitana de Arte Dramático y luego de cinco años de formación intensiva y con la pandemia por medio, me recibí de actriz.
Recientemente fuiste parte del elenco Penumbras; ¿Que personaje tenías?
Tenía el personaje de Dulce, uno de los miembros de esta familia tan particular. Fue una gran experiencia hacer esta obra, tanto por el personaje en sí como por la puesta, porque todo transcurre a oscuras y solo nos alumbramos con linternas. Acostumbrarse a movernos en la oscuridad constante, a tener una linterna en la mano todo el tiempo, sumado al grotesco de la actuación, fue todo un desafío. Tuve que encontrarme en ese código que no tenía explorado pero que me resultó muy divertido y enriquecedor: los gestos, las voces, las expresiones. En Dulce convive lo patético, la ternura, la calentura, la frustración, la añoranza de una vida que no fue y la esperanza cuando aparece un amor del pasado. Siento que el personaje me permitió recuperar una faceta como actriz mucho más enérgica y potente.
En cuanto a lo que ya sabes de tu profesión ¿A qué te gustaría dedicarle más tiempo?
No me resulta fácil elegir porque a medida que pasa el tiempo voy descubriendo más cosas que quiero hacer y que creo que potencian mucho a mi yo actriz. Pero ahora mismo, me gustaría dedicar más tiempo a mi entrenamiento actoral en general, que tan presente estaba en mis años de formación y que fui perdiendo un poco, justamente por no entrenarlo. Es fundamental siempre seguir haciendo, seguir estando en contacto con la disciplina, para sostener y reforzar todo lo aprendido.
¿Que curso o taller te interesaría realizar a la brevedad?
Actualmente estoy terminando un curso de doblaje, disciplina que nunca había realizado, y me encantó, así que busco seguir por ese lado, doblaje y actuación de voz.
¿Qué desventajas nos podés mencionar acerca de nuestro teatro independiente?
Creo que una desventaja es la gran cantidad de tiempo que hay que dedicarle por fuera de la obra a todo lo que es la logística, la organización, la difusión. La mayoría de nosotros tenemos otros trabajos y, además de los ensayos, también hay que encargarse de la escenografía, vestuario, utilería, maquillaje. También muchas veces puede resultar frustrante la falta de convocatoria, estar constantemente recordando, enviando flyers, etc. Todo el laburo que hay detrás que el público no se entera y que resulta sumamente necesario para que la obra funcione y se mantenga.
Y entre las ventajas…
Hay algo de la autenticidad del teatro independiente y del nivel de unión grupal que no la ves en otro lado. Justamente, estamos ahí porque queremos hacer eso, elegimos dedicarle ese tiempo, elegimos ensayar un martes a las diez y media de la noche, pagar el alquiler de una sala, pensar un flyer que resulte atractivo. El teatro independiente te prepara para lidiar con muchas situaciones de conflicto, de resolver cómo se pueda y con lo que se tenga, de pedir ayuda y de saber que contás con tus compañeros. También te demuestra todas las herramientas que no sabes que tenés hasta que te encontrás en plena crisis y decís “pará ¿y si pruebo esto?”. Otra ventaja es que nadie nos dice cómo hacer las cosas, sale desde el deseo profundo de querer mostrar nuestro arte.
¿Qué texto teatral nos podés aconsejar para leer ahora que se acercan las vacaciones de verano?
Hace muy poco leí la antología de Teatro por la identidad (ediciones Colihue) y me encantó. Son varias obras cortas, muy conmovedoras y originales ya que abordan la misma temática, pero desde diferentes aspectos de lo que es la identidad según cada autor/a. En estos tiempos que corren, volver al teatro como herramienta política es fundamental.
Agradecemos una vez más a Florencia Galindo por si tiempo y dedicación para con nuestro medio y le deseamos nuevos proyectos y prontos éxitos.