Desde Hendidura Teatral entrevistamos a estos dos hacedores teatrales: Uno de ellos, el director, Andrés Machillanda (AM) y Tomás Scheifer (TS), actor de la obra Un dios olvidado.
HT: Andrés, contarnos un poco acerca de tu formación teatral
AM: Comencé mi camino teatral a los 13 años, luego de haber visto una obra de teatro que me movilizó un montón, se llamaba “Entre nos”: un drama musical sobre la cruda vida que se vive en los barrios marginados de Caracas, Venezuela. Me animé a formar parte del grupo juvenil de esa agrupación y ahí me formé actoralmente durante muchos años.
Luego comencé mis estudios en Universidad Nacional Experimental de las Artes (Caracas, Venezuela) en la carrera de dirección teatral y educación para las artes, ahí dirigí varios montajes académicos; también participé en diferentes talleres, conferencias y diplomados de la mano de maestros de la escena teatral venezolana como Néstor Caballero, Xiomara Moreno, Elio Palencia, José Gabriel Núñez, entre otros.
HT: ¿Cómo fue el contacto con el guion Un dios olvidado? Y ¿Qué hizo que fuera el texto a poner en escena?
AM: A Raúl Meoz lo conocí en una juntada de amigos, nada que ver con el ámbito teatral, hablamos un poco sobre lo que hacíamos y coincidimos en hacer algo juntos. Un año después, él estando en España, se contacta conmigo y me dice que tiene el texto perfecto para montar, me envía el primer boceto y quedé fascinado con la complejidad del texto. Le sugerí que modificara y redujera algunos diálogos, para hacerlo mas digerible a la escena porteña, ya que el texto original es mucho mas largo y en realidad estaba pensado para un solo personaje. Tomó la sugerencia y a las semanas ya tenía el guion final que pudieron ver en escena. Me atrae mucho las temáticas de delirio de poder y religión, fue el gancho perfecto para decir que sí a Un dios olvidado.
HT: ¿Cómo fue la selección del elenco?
AM: Hicimos casting abierto, se postularon pocos, pero entre ellos dimos con los que consideré indicados para los roles a interpretar. Cuando se trata de textos complejos, o con “mucho dialogo” tomo en cuenta la experiencia del actor con este tipo de teatro, ya que es bien sabido que la escena porteña está más acostumbrada a la improvisación y el teatro físico, no se ve mucho el teatro con diálogos y personajes complejos, por lo menos no en la escena independiente y juvenil.
HT: Tomás ¿Cunando fue tu primer contacto con el teatro?
TS: Mi primer contacto fue en un acto cuando iba al jardín de infantes. El acontecimiento no lo recuerdo en sí, pero es bastante particular: mi madre siempre me cuenta que ese día me puse a llorar antes de entrar y que no hubo forma de que me hagan pasar al escenario a actuar.
HT: ¿Cómo evalúan el cierre de funciones luego de haber estado en Paraje Artesón y en el Tadrón?
AM: Ambos espacios son muy diferentes entre sí, en Artesón tuvimos la suerte de hacer los ensayos de piso ahí mismo, lo cual nos hizo adueñarnos del lugar con mucha mas comodidad, algo que se notó mucho en las funciones. En el Tadrón no corrimos con la misma suerte, apenas en la primera función fue que realmente dimensionamos lo grande y distinto del lugar, ya que no tuvimos la chance de ensayar previamente ahí, sin embargo, los actores se acoplaron bien al espacio y para la segunda función todo fluía excelente. Ambos espacios tuvieron una puesta escénica diferente, para poder adaptar mejor la obra al lugar.
TS: Muy bien. Las funciones en Paraje Artesón devinieron de un proceso de ensayos en esa misma sala, lo cual nos ayudo a adueñarnos del espacio y a sentirnos locales ahí. Las funciones fueron muy intensas, distintas entre sí y con buena convocatoria. Siento que a partir de la tercera función se consolidó el equipo y se encontró el tono que la obra pide. Como dato aparte, la primera función coincidió con el cumpleaños de Julián y la tercera con el mío, lo cuál tomamos como un buen augurio desde el principio.
La temporada en el Tadrón presentó el desafío de adaptar la obra a un nuevo espacio, más amplio, lo cual nos hizo trabajar mucho en la dinámica y el ritmo, que en esta obra son fundamentales. Siento que la pieza encontró su punto más alto en las últimas funciones allí.
HT: ¿Se viene alguna nueva temporada o algún nuevo proyecto?
AM: Temporada no, creo que ya UDO necesita descansar, tengo intenciones de retomarla para finales del 2025, pero aun está en veremos. Sobre algún nuevo proyecto, justo en este momento estoy tramitando los derechos de autor de La convención, una obra de teatro del dramaturgo venezolano Humberto Orsini, una comedia satírica que habla sobre lo absurdo del poder. Creo que para los tiempos que corren, necesitamos mas piezas que narren sobre lo que ocurre en nuestro entorno físico.
HT: ¿Cuál fue el proceso de composición del personaje de Nicolás II?
TS: Durante el proceso de casting no sabía que se trataba de un personaje histórico. La primera imagen que tuve es la de un emperador, joven e inexperto, que vigila un imperio gigante a través de un observatorio. Con mucha presencia del color azul, lo sentí futurista, acuariano, un político que podría vivir hoy y de hecho hasta me apoyé en la música electrónica para su composición. Miré algunos líderes políticos y sus corporalidades, y otra referencia fue Hades de la película de Hércules. Después de obtener el papel supe que el personaje es Nicolas II. Sentí que tenía que estudiar en profundidad su historia y eso hice, concentrándome en la relación con su padre: así entendí su frustración, su enojo, sus miedos, y esa soledad que lo atraviesa.
Mi maestra de clásico me recomendó ver el ballet «Spartacus», de donde tomé ideas para componer su lenguaje corporal, sus gestos, sus movimientos.
Busqué trabajar la voz y la emoción al mismo tiempo, entrelazándolas, para generar diferentes matices, ya que me resultaba muy aburrido que el personaje este enojado y a los gritos todo el tiempo.
También investigué sobre su fe y su relación con Dios, lo cuál me llevo a darle al personaje una dimensión espiritual.
HT: ¿Qué síntesis podés hacer de tu personaje?
TS: Nicolás II nace en la dinastía Romanov y luego de la muerte de su padre, y sin formación política previa, asume la responsabilidad de gobernar el Imperio más grande del mundo. Es un ser egocéntrico, distante y repleto de inseguridades. No tiene humanidad, pero su fragilidad lo hace muy humano. Su objetivo es evitar a toda costa que el Imperio se parta en mil pedazos y que algún día Alejandro, su hijo amado, pueda sucederlo en el trono. Tiene conflictos internos muy complejos, como la necesidad de estar a la altura de su padre (quien fue un Gran emperador), una evidente incapacidad para adaptarse a las circunstancias y un profundo narcisismo.
Para colmo, el contexto social-histórico es caótico, de una Revolución inminente, por lo cuál las circunstancias son cada vez más adversas.
HT: Si tuvieras la posibilidad de ampliar acerca de algo que dice tu personaje ¿Qué sería?
TS: Sería la relación con la emperatriz y sus hijas. Siento que ampliar la relación del zar con su familia podría develar aspectos de su personalidad que demuestren otro tipo de carácter en la vida doméstica. Lo imagino amable, tranquilo, protector, incluso hasta romántico. Otro aspecto que creo que podría ser atractivo es su vínculo con Rasputín.
HT: ¿Qué devoluciones llamativas rescatan del público como experiencia luego de esta temporada?
AM: Además de las obvias referencias al contexto político actual, a nivel actoral se vieron impresionados por la poca cantidad de actores interpretando tantos personajes, es algo que no se suele ver en piezas de esta índole, con este tipo de personajes, temáticas y narrativas. Muchos quedaron fascinados con el texto, lo poético y lo político del mismo. Y sobre el montaje rescataron la puesta bifrontal, la sencillez de los elementos escenográficos y la simbología dentro del espacio.
TS: La resonancia con la actualidad política del país. Muchas devoluciones rescatan el tema del poder, del despotismo. Siento que se da naturalmente, que no es forzado ni nada parecido. Eso me hizo sentir está experiencia un acto de militancia poética. También, muchos comentarios hablan bien sobre la calidad actoral y muchos se enfocan en el trabajo de mis compañeros, que vuelan, y que son 3 pero al interpretar muchos personajes parecen ser muchos más.
Agradecemos a ambos por la buena predisposición para con el medio y le deseamos nuevos momentos teatrales en sus futuros proyectos.
Nuestros lectores pueden ver sus próximos pasos en sus redes que les adjuntamos a continuación.
Los despedimos hasta la próxima entrevista y les agradecemos su acompañamiento.
Andrés Machillanda @a.machillanda
Tomás Scheifer @Scheifertomas
Las fotografías son de @camtrujilloph